Frase latina: Contra facta non valent argumenta.
Traducción literal: Contra los hechos no valen los argumentos.
1. Análisis gramatical
- Contra:
preposición que rige acusativo, significa «contra» o «en oposición a».
- facta:
acusativo plural neutro de factum, -i, que significa «hecho»,
«acción», «acto realizado».
- non: adverbio de negación.
- valent:
tercera persona del plural del verbo valeo, valere, «tener fuerza»,
«ser eficaz», «valer».
- argumenta:
nominativo plural neutro de argumentum, -i, «razonamiento», «prueba»,
«argumento».
Estructura sintáctica
El sujeto es
argumenta, el verbo es valent y el complemento es contra facta.
La frase
completa significa literalmente: «Los argumentos no tienen fuerza contra los
hechos».
2. ¿A qué se
refiere?
Los hechos
son tercos y resistentes: no ceden ante los razonamientos ni pueden ser
anulados por ellos. Lo que ha ocurrido, por más que lo deseemos, no puede dejar
de haber ocurrido. Por más justificaciones que inventemos, no hay forma de
alterar lo que ya fue.
Todos
quisiéramos, en algún punto de nuestra vida, reescribir ciertos episodios,
borrar errores, eliminar personas que nos hirieron o suprimir decisiones que
nos avergüenzan. También quisiéramos detener acontecimientos que avanzan hacia
un desenlace que tememos. Pero la realidad es inflexible: los hechos permanecen
más allá de nuestra voluntad o de nuestras palabras.
Incluso el
lenguaje puede caer en absurdos cuando intenta suavizar lo evidente, como
cuando se habla de un «presunto cadáver». Si alguien ha muerto, el hecho mismo
no es presunto, sino innegable; lo incierto pueden ser las causas, el autor o
las circunstancias. Lo real, sin
embargo, permanece incuestionable.
3. Comentario filosófico
La sentencia
Contra facta non valent argumenta encierra una verdad de orden
ontológico y ético: la realidad es soberana frente al discurso. En ella
se afirma la imposibilidad de refutar lo que es por medio de lo que se dice.
Ninguna construcción retórica, por sofisticada que sea, puede alterar la
sustancia de los hechos.
Esta idea
atraviesa toda la historia del pensamiento. Aristóteles ya había señalado que
el ser es, y lo que no es, no puede ser. En el terreno moral, esto implica que
la acción realizada adquiere una existencia propia e irreversible. Una vez
ejecutada, una acción deja de pertenecer al dominio de la posibilidad y pasa al
de la necesidad: ha sido, y por tanto, no puede «no haber sido».
El
pensamiento moderno, en cambio, con su fe en el poder de la palabra y la
interpretación, ha intentado muchas veces disolver los hechos en discursos.
Pero esta sentencia nos recuerda que la verdad no depende del relato,
sino de la realidad que lo precede. El hecho es un límite a la imaginación y al
deseo humano.
Desde un punto
de vista existencial, esto nos enfrenta a una paradoja: el ser humano, que
busca constantemente reescribir su historia, choca contra la solidez del
pasado. Sin embargo, esta resistencia no debe verse como una condena, sino como
una enseñanza. Aceptar los hechos es aceptar la verdad de lo vivido, asumir las
consecuencias de los actos y crecer desde ellas.
La negación
de los hechos —tan frecuente en la sociedad actual, donde la opinión pretende
sustituir la realidad— es, en el fondo, una forma de huida. Pero la sabiduría
consiste en mirar los hechos de frente, sin disfrazarlos, porque solo quien los
reconoce puede comprenderlos y transformarse.
Así, Contra
facta non valent argumenta no es solo una máxima jurídica o lógica, sino
una advertencia ética y filosófica: la verdad de la realidad es inapelable,
y todo intento de negarla no es más que una forma de autoengaño.
Escrito por
David Misari
6 de octubre de 2025
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