45 | Una lección en latín de Ovidio sobre los supuestos «amigos»

 



Donec eris sospes, multos numerabis amicos.

Mientras las cosas marchen bien en tu vida, abundarán quienes se digan tus amigos.

Ovidio, uno de los más grandes poetas de Roma, gozó de fama y prestigio hasta que cayó en desgracia ante el emperador, quien lo condenó al destierro en una región remota —lo que hoy conocemos como Rumania—. En ese exilio forzoso, escribió sobre su trágico destino, el cual atribuyó a dos causas: un poema y un error.

El poema en cuestión contenía consejos sobre el arte de amar y del placer, temas que, aunque ingeniosos y refinados, resultaron escandalosos para la moral de su tiempo.

Durante su exilio, Ovidio descubrió con amarga claridad la soledad del olvido: quienes lo rodeaban cuando todo era éxito y honor desaparecieron cuando lo golpeó la desgracia.

El sentido profundo de este relato es claro: la fortuna no solo revela quiénes te sonríen, sino también quiénes permanecen a tu lado cuando ella te da la espalda. Antes de que la vida te ponga a prueba, conviene reconocer a los verdaderos amigos, pues solo ellos permanecen cuando la prosperidad se desvanece.

Comentario filosófico

El pensamiento de Ovidio encierra una lección sobre la naturaleza efímera de las relaciones humanas cuando están sustentadas en la conveniencia. La cita de Ovidio que nos da a entender que «mientras te vaya bien, tendrás muchos amigos» refleja una verdad universal: el éxito atrae, pero la adversidad desnuda.

Desde una lectura moral y filosófica, Ovidio nos invita a desconfiar de las amistades superficiales, aquellas que florecen en tiempos de abundancia, pero se marchitan en la desgracia. Es una reflexión sobre la vanidad social, sobre la tendencia humana a rodearse de quienes pueden ofrecer algo, olvidando el valor de la lealtad y la empatía.

Su experiencia personal transforma esta frase en un testimonio existencial: la pérdida, más que el triunfo, revela la autenticidad de los vínculos humanos. En este sentido, Ovidio no solo fue un poeta del amor, sino también un poeta del desengaño, pues comprendió que el afecto verdadero se mide no en los festines del éxito, sino en las vigilias del infortunio.

La frase de Ovidio —«Mientras te vaya bien, tendrás muchos amigos»— conserva una vigencia inquietante en el mundo contemporáneo. Si en Roma la amistad se disolvía ante el destierro o la pérdida del favor imperial, hoy se desvanece ante algo mucho más banal: la pérdida de estatus, fama o visibilidad social.

Por otro lado, vivimos en una época en la que el valor de una persona parece medirse por su éxito económico, su número de seguidores o su imagen proyectada en redes. Las relaciones humanas se han vuelto frágiles, utilitarias y, con frecuencia, interesadas. Se «apoya» a alguien mientras brilla; se le ignora o se le cancela cuando fracasa. En otras palabras, la amistad se ha convertido en una transacción emocional.

La sociedad actual, obsesionada con la apariencia y el rendimiento, ha sustituido la lealtad por la conveniencia. Muchos buscan «amistades» que sumen estatus, que den visibilidad o sirvan de escalón, y no vínculos sinceros que acompañen en el silencio, el error o la caída. Las redes sociales han potenciado esta hipocresía colectiva: abundan los «me gusta» cuando todo va bien, pero el apoyo real desaparece cuando llega la crisis.

Así, el mensaje de Ovidio adquiere una fuerza moral innegable: no hay peor pobreza que la de quien está rodeado de muchos en la abundancia y de nadie en la adversidad. Su advertencia nos interpela a rescatar la autenticidad en nuestras relaciones, a preferir la presencia silenciosa del amigo verdadero frente al ruido vacío de las multitudes virtuales.

Para terminar, Ovidio no solo habló de su tiempo: habló del nuestro. Porque seguimos viviendo en una sociedad que aplaude el éxito, pero huye del sufrimiento; una sociedad que confunde admiración con afecto, y compañía con conveniencia.

Escrito por David Misari
6 de octubre de 2025

 


0 Comentarios