Siendo casi las doce de la medianoche,
Eliza estaba echada en su cama a punto de ver una serie por su celular. Sin
embargo, empezó a revisar los estados de WhatsApp que publicaban sus amistades
y vio uno en particular que captó su atención, pero no tanto por el contenido,
sino porque estaba escrito en latín. Sonrió y dijo en voz baja «Cuándo no,
Efra, colocando sus estados en latín, pero… ¿qué diablos dice ahí?». Impulsada
por la curiosidad femenina, decidió comentar el estado de su amigo y le
escribió lo siguiente:
—¿Qué diablos dice ahí, Efra? Es obvio que no todos sabemos latín.
—Hola, Eliza. Es una lástima que no todos sepan latín, pues tú eres abogada y
deberías saberlo, ya que es una vergüenza que siendo abogada, no tengas los
conocimientos, ni siquiera básicos, de la lengua del derecho.
—¡Perdón, Efra! Me has dado con palo, yo solo quería saber qué decía en tu
estado.
—No te preocupes, no estoy molesto contigo, solo que tuve un día algo
complicado y estoy algo fastidiado. Lo bueno de esto es que he vuelto a ser
libre.
—¿No me digas que Perséfone y tú terminaron?
—Ita est.
—¿Qué?
—Así es. Terminamos. Lo que escribí en mi estado son palabras para ella, pero
dudo que lo entienda.
—Ah, entonces tu estado va para Perséfone, pero ¿por qué terminaron?, ¿ella o
tú hizo algo que la malogró?
—No soy de los que busca victimizarse o echar la culpa a la pareja de la
ruptura de algo que quizá ya no marchaba bien, pues como escribió Nietzsche en
el Zaratustra: «Donde ya no se puede amar… es mejor pasar». Así que, lo mejor es
que cada uno siga su camino. Reconozco que dedico más tiempo a mis historias,
pues soy escritor y a la vez, lector, por ende, necesito más tiempo para mis
obras, así que le dije que mejor dejemos ahí la relación y que ella se merece
un varón que le dedique todo el tiempo que ella requiera, además, debido a mis
problemas digestivos y mi alimentación estricta y exclusivamente como la de un
estoico, no puedo deleitarme de los manjares que ella quisiera comer conmigo.
Es una gran mujer, como amiga, fabulosa, genial, estupenda, como pareja,
extraordinaria y divertida, pero por más polos opuestos que seamos en otras
cosas, existe un momento en que las diferencias que nos unieron, se encargaron
de separarnos.
—Entiendo, Efra, pero ¿te sientes bien?, si gustas, mañana voy a tu casa para
conversar en persona y así darte ánimos.
—Agradezco tu amistad y tu compañía, pero por ahora, mejor es para mí,
permanecer solo con mis libros. Ya el fin de semana, si gustas, podemos vernos.
—Está bien, Efra, mmm… acá veo que Perséfone puso por la tarde en su estado «Ya
fue, nunca estén con alguien que prefiere más a sus libros que a una mujer».
—Lo sé, leí ese estado y con el impulso de un mancebo respondí a su estado en
latín.
—¿Impulsado?
—Así es, por eso dije que fui impulsado como un mancebo a responder eso.
—O sea, lo que dice en tu estado: Quod iam fuit, ipsum non est, ergo, ea… iam
fuit… ¿tiene que ver algo con ella?
—Sí.
—Pero dime, Efra, ¿qué dice en español?
—La traducción es: «Aquello que fue, ya no es, por lo tanto, ella… ya fue».
Microrrelato: Se acabó la relación
Escrito por David Misari Torpoco
8 de setiembre de 2021
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