
Una de las interrogantes claves en el estudio de la filosofía kantiana es
conocer o aprender acerca de lo real y la realidad. El mundo tal como lo
percibimos ¿será real? O quizá vivimos en un mundo que ‘aparenta’ ser real,
pero en realidad no lo es. Entonces, ¿cómo puede el hombre estar seguro y saber
si lo que vive es real o no? Para entender esto, se debe partir por conocer el
significado de «lo real» y de «la realidad» en Kant.
Lo real, en Kant, se refiere a aquello que tiene existencia efectiva dentro del campo de la experiencia posible. Esto significa que es algo dado en la sensibilidad (en la intuición) y pensado mediante categorías del entendimiento. Para esto, se debe comprender los siguientes tres aspectos:
1. Lo real es aquello que aparece en el fenómeno, es decir, lo que es accesible a nuestra experiencia.
2. En términos kantianos, lo real es lo que puede ser objeto de una percepción conforme a las condiciones a priori del conocimiento: el espacio, el tiempo y las categorías del entendimiento (como causalidad, sustancia y otras).
3. Así, lo real es el contenido fenoménico del mundo, es decir, el mundo tal como se nos aparece.
Ejemplo uno:
Un árbol que
veo, toco y oigo al viento es algo real: es un fenómeno, algo que se me
presenta bajo las condiciones de mi sensibilidad.
Ejemplo dos:
El sonido de una campana
(afección de la sensibilidad auditiva, puesto que para Kant ese sonido, captado
en el tiempo y explicado como causada por una vibración material (categoría de
causalidad) logra que sea real. Para Kant porque es un fenómeno dado en la
experiencia sensible, construido por el sujeto a partir de intuiciones (tiempo,
espacio) y categorías (causalidad, sustancia).
Ejemplo tres:
La caída de una manzana, porque
ver una manzana caer de un árbol bajo la ley de la gravedad implica una
experiencia ordenada por el entendimiento. El evento ocurre en el espacio y en
el tiempo y está determinado causalmente. Por lo tanto, la caída es real
porque es un fenómeno experiencial bajo condiciones a priori de la sensibilidad
y el entendimiento.
Por otra parte, se encuentra la realidad. En Kant, «la realidad» posee un sentido más técnico. No se refiere directamente al «conjunto de cosas existentes», como en el lenguaje común, sino a un modo de ser de una representación dentro de la experiencia. Analicemos otros tres puntos:
1. En su obra, Crítica de la razón pura, Kant habla de «realidad» como una modalidad de los juicios o como una determinación positiva de un concepto.
2. Por ejemplo, al hablar de una propiedad de un objeto, la realidad es la afirmación de esa propiedad, mientras que la negación sería su opuesto. Así, el calor sería una realidad, el frío sería una negación de esa realidad.
3. En el campo de la Antropología y en su metafísica de la naturaleza, Kant también trata sobre los «grados de realidad» como intensidades (por ejemplo, más o menos calor, más o menos movimiento).
En otro sentido, más profundo, la realidad total (el noúmeno),
o el mundo en sí mismo, es aquello que trasciende la experiencia,
pero no puede conocerse. Esa «realidad» sería la cosa en sí (das ding
an sich), que Kant distingue rigurosamente de lo real fenoménico.
Ejemplos:
Tenemos la intensidad del color rojo.
En la «Analítica trascendental», Kant habla de la realidad como una cantidad intensiva,
es decir, como grado de sensación. Por ejemplo, un rojo más intenso tiene más realidad sensorial que uno pálido.
En este sentido, «realidad» se refiere a la
magnitud intensiva de una cualidad en la percepción, no a la
existencia de la cosa. No es que el color exista «más», sino que se manifiesta
con más intensidad.
La moral como idea regulativa. En su obra, Crítica de la razón práctica, Kant sostiene que el postulado de Dios, la libertad y la inmortalidad del
alma, son ideas de la razón que no podemos demostrar empíricamente, pero que debemos suponer como
si fueran realidades para dar sentido a
la ley moral. Aquí, «la realidad» no se refiere a algo empíricamente
dado (no es lo real), sino a una
necesidad racional que requiere pensar esos conceptos como realidades aunque no
se puedan conocer como fenómenos. Esta es una realidad nouménica o práctica, no empírica.
Conclusión:
Lo real
viene a ser el fenómeno (lo que se da en la experiencia sensible bajo las
condiciones del conocimiento) y la realidad viene a ser el noúmeno (la cosa en
sí), esto es, la determinación positiva de un concepto en la experiencia. Entonces,
para Kant, lo real es siempre una construcción del sujeto cognoscente,
mediada por la sensibilidad y el entendimiento. La realidad como cosa en sí,
por el contrario, es incognoscible, aunque necesaria como límite para
nuestro conocimiento.
Lo real es lo que puedo conocer fenomenológicamente; la realidad,
en su sentido profundo, puede apuntar a lo que no puedo conocer pero sé que
debe existir: la cosa en sí, el fundamento de lo real.
Escrito por
El Escritor Misterioso
30 de junio de 2025
0 Comentarios